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Cómo afecta el fenómeno de El Niño a la producción de sandía
El fenómeno de El Niño es un evento climático que se caracteriza por el calentamiento anormal de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial, que altera los patrones de lluvia y temperatura en diferentes regiones del mundo.
En Ecuador, este fenómeno suele provocar fuertes precipitaciones e inundaciones en la zona costera, así como sequías y heladas en la sierra.
Estas condiciones climáticas extremas tienen un impacto negativo en la agricultura, especialmente en los cultivos que requieren de un clima estable y moderado, como la sandía. La sandía es una fruta tropical que se cultiva principalmente en las provincias de Guayas, Los Ríos, Manabí, Santa Elena y Esmeraldas que son las más afectadas por el fenómeno de El Niño.
Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la producción nacional de sandía en el 2023 fue de 1,2 millones de toneladas, lo que representa una disminución del 15% con respecto al 2022, cuando se produjeron 1,4 millones de toneladas3. Esta caída se debe principalmente a las pérdidas ocasionadas por las inundaciones, que dañaron los cultivos y dificultaron el acceso a los mercados.
Además, el exceso de humedad favorece la aparición de plagas y enfermedades que afectan la calidad y el rendimiento de la sandía, como el mildiú, la antracnosis, la pudrición de la raíz y el fusarium. Estos problemas fitosanitarios requieren de un mayor uso de agroquímicos, lo que incrementa los costos de producción y reduce la rentabilidad de los agricultores.
Por otro lado, la sequía y las heladas que se presentan en la sierra también afectan la producción de sandía, ya que limitan la disponibilidad de agua para el riego y provocan estrés hídrico en las plantas, lo que reduce su crecimiento y desarrollo. Asimismo, las bajas temperaturas pueden causar daños en los tejidos vegetales y en los frutos, lo que disminuye su calidad y su valor comercial.
Ante este escenario, los productores de sandía deben adoptar medidas de adaptación y mitigación para enfrentar los efectos del fenómeno de El Niño y asegurar la sostenibilidad de su actividad. Algunas de estas medidas son:
- Seleccionar variedades de sandía resistentes o tolerantes a las condiciones climáticas adversas, como la sequía, el exceso de humedad, las plagas y las enfermedades. Las variedades de semilla Esmeralda y Canaguay Star cumplen con esta medida.
- Implementar sistemas de riego eficientes y adecuados a la disponibilidad de agua, como el riego por goteo, que permite ahorrar agua y optimizar su uso.
- Realizar un manejo integrado de plagas y enfermedades, que combine el uso de métodos biológicos, culturales, físicos y químicos, para reducir el impacto ambiental y económico de los agroquímicos.
- Diversificar los cultivos y rotarlos con otras especies que mejoren las propiedades del suelo, como las leguminosas, que fijan el nitrógeno y aportan materia orgánica.
- Buscar alternativas de comercialización y mercados que ofrezcan mejores precios y condiciones para la venta de la sandía, como los mercados locales, los circuitos cortos, la agroindustria y la exportación.
El fenómeno de El Niño es un desafío para la producción de sandía en Ecuador, pero también una oportunidad para mejorar las prácticas agrícolas y fortalecer la competitividad y la resiliencia de los productores. Con el apoyo de las instituciones públicas y privadas, los agricultores pueden adaptarse al cambio climático y aprovechar el potencial de este cultivo, que ofrece beneficios nutricionales, económicos y sociales para el país.